¿Has sufrido estrés postvacacional?

 

Sin embrago, existe un caso específico de cambio temporal de rutina que genera reacciones positivas y al que ningún guatemalteco le hace mala cara: las vacaciones. Este acontecimiento, la mayoría de veces anual, es esperado con ansias por el personal de una empresa, ya que es el período para que el trabajador descanse, se libere, se relaje, se desprenda de las responsabilidades y presiones laborales y asuma la única preocupación de aprovechar bien su tiempo de descanso. Mientras una persona está de vacación, su ánimo, su salud, cuerpo y mente jamás se han encontrado mejor.

 

Lo realmente preocupante viene después, cuando se acaba la dicha y regresa la realidad laboral. Es una etapa difícil pues se han experimentado dos cambios continuos y repentinos: el cambio de salir de vacaciones y el de abandonarlas luego para regresar a trabajar. Es normal que el cuerpo y la mente se sientan confusos ante las emociones y circunstancias diversas a las que se veían acostumbrados. Lo que es importante de saber es que la mayor consecuencia de todo esto se denomina estrés postvacacional y que puede afectarte mucho en tu vida profesional si no sabes cómo superarlo. 

 

 

Es una etapa de ánimo y a veces de salud por la que atraviesa una persona que retorna a sus actividades y vida profesional luego de su período de vacación. Se refleja ante la inconformidad y preocupación de regresar a la empresa, la readopción de responsabilidades y presiones que generan las actitudes negativas del empleado estresado. Mayoritariamente, el estrés postvacacional solo es considerado una reacción psicológica ante la incorporación al trabajo que puede cambiar con la reorganización del empleado. Consideran que media vez el personal se despida de las vacaciones y se acostumbre a la vieja rutina todo regresará a la normalidad. Pero también existen casos en las que tal estado humano toma tintes de patologías lo suficientemente preocupantes como para buscarles solución inmediata.  

 

 

•Falta de productividad.

•Desánimo y desmotivación.

•Cambios de ánimo repentinos.

•Ausencia de concentración.

•Desinterés e indiferencia ante las responsabilidades profesionales. 

•Malestares físicos y psicológicos como agitación, ansiedad, dolores de cabeza y cuerpo, cansancio, alteraciones del sueño, trastornos alimenticios, pérdida de apetito, etcétera. 

•Inconformidades personales y depresiones. 

•Daños, principalmente, al cerebro.

•Problemas de carácter laboral: como por ejemplo falta de organización, incumplimientos de tareas, roces con jefes o compañeros. 

 

 

La principal manera de superar el estrés es mediante la concientización del empleado. La herramienta más fuerte que posee una persona es su mente, por ello, el hacer un análisis sobre la situación que acontece es lo más recomendable. ¿Por qué un análisis? Porque eso te permitirá visualizar las dimensiones del problema e ir encontrando las maneras de disminuirlo mediante tu comportamiento. Al mismo tiempo te hará comprender tu posición de empleado, valorar tu puesto laboral y la oportunidad que se te ha dado de mostrar tus capacidades; también comprenderás el peligro en el que te pones al dejarte llevar por este tipo de estrés. 

 

Hazte la idea de que eres fundamental para la empresa y que de tu productividad depende su funcionamiento óptimo. Recuerda que automotivarte, distraerte para relajar tus sentidos, organizarte bien en el trabajo, ser puntual, productivo y descansar el tiempo adecuado son otras soluciones efectivas. Así lograrás sentirte bien como empleado y contigo mismo.